domingo, 17 de junio de 2012

EDITORIAL.

¿QUIÉN PIENSA EN NOSOTROS?

Llega la época del año que todos esperamos, el anhelo de este momento se hace notar, por lo menos así ha sido por años, pero esta vez fue totalmente diferente. La semana número 24 del año era la más esperada y cerro con un evento magnánimo, el folclorito de la institución, el cual abría paso a unas merecidas vacaciones, pero ese no es el caso.

Martes 12 de junio del presente año, (puede que suene dramático pero el hecho a presentar también lo es) última semana del periodo escolar, el segundo periodo uno de los más cortos, más esperados y más traumáticos, en fin. En el colegio se siente una “mala vibra”, la preocupación entra por nuestros poros, en un silencio absoluto todos corren, se asustan, algunos hasta lloran y muchos con un desaliento y un frío suspiro se resignan a lo inevitable; ¿Es posible salvar todo un periodo en 3 tres días? Si tres días, porque parece que los astros estuviesen alineados para que nos fuese imposible pasar algunas materias, el lunes fue festivo y el viernes el folclorito, esta si es una tarea imposible. 


Dicen que “la vida te da sorpresas” y que sorpresas o mas bien rarezas nos da la vida, en estas semanas hemos estudiado como locos, corremos buscando afanosamente a los docentes para remediar lo que en un periodo no pudimos presentar, para colmo de males en las dos semanas previas a las vacaciones perdemos un sin número de clases y ocurren muchos acontecimientos. Algunos sin importarles lo que pasa, se resignan, pero otros estudiantes no lo hacen porque simple y sencillamente saben que sus bajas calificaciones no es del todo culpa suya y no es que seamos facilistas, es que las cosas no se dieron, nos fue imposible mantener el promedio, las cosas se nos salieron de las manos.

Muchos docentes sin remordimiento alguno lanzan juicios desmesurados, así lo es, se atreven sin conocimiento del caso a decir libremente que “bajaron el promedio” O “décimo B era un grupo agradable pero han cambiado para mal” “ustedes eran mejores en el primer periodo” nosotros, callados pero con rabia decimos en nuestras mentes “ustedes no saben lo que pasa”; yo por lo menos así lo siento, y ¿Quién piensa en nosotros? Si alguno de ellos en sus ocupadas vidas se tomaran unos minutos para preguntarle a sus estudiantes ¿Por qué tuvieron tan malas calificaciones? Las cosas serian diferentes. Algo es muy cierto nosotros en nuestras ocupadísimas vidas (aunque ellos no lo crean) si los escuchamos “en estos días no he podido pasar notas” o como esta frase “la plataforma se cae mucho” entran por nuestros oídos y con un movimiento en la cabeza les hacemos sentir escuchados, nosotros sentimos empatía con ellos pero ¿ellos se ponen en nuestros zapatos? la pregunta reina nos la hicimos nosotros mismos porque por lo visto nunca la escucharemos de otras bocas, entonces ¿Por qué bajamos nuestro promedio? Son muchos los factores, como ya lo había mencionado perdimos muchas clases y por cosas del destino física es la clase que mas perdemos y justo la que mas nos “tiramos” como muchos decimos; para nosotros ver clase de física  se volvió un anhelo obligatorio, coincidencialmente las tres o cuatros notas que se sacan son malas y cuando queremos recuperarlas nos es imposible por el…tiempo. Esa es la primera.

Un segundo factor podría ser la falta de organización de las clases, por ejemplo el lunes para el grado décimo B es el peor día de la semana y no porque toque quedarnos, es en ese día que tenemos las clases más pesadas, no alcanza todo un fin de semana para hacer las tareas que son la mayoría para el lunes, por tanto o hacemos las de la mañana o hacemos las de la tarde, muchos optamos por el método “miti-miti” mitad de tareas de la mañana y mitad de la tarde y el resto en el descanso, ni eso tenemos el lunes… descanso. Hay un último hecho (para no darle tanto palo al asunto) las practicas empresariales nos dejan fulminados, la vida del trabajador es complicada (vuelvo a exagerar) pero para nosotros se nos convirtió en un martirio, quitan demasiado tiempo, y es que llegar a hacer tareas o estudiar en  la noche es desalentador y aunque muchos lo hagamos en eso de las 12:00 y la 1:30 a.m. el sueño nos vence y la preocupación de saber que el día siguiente esperan varias evaluaciones y exposiciones nos derriba.

No es que seamos poco disciplinados o que no le dediquemos tiempo al estudio, la verdad es que por más que deseemos cumplir con todo, es un tanto imposible. Puede que nos sirva para acostumbrarnos a la vida universitaria, pero ¿llegar con sueño al salón? No hay cuerpo que resista tanta responsabilidad, ojala tanto sacrificio no sea en vano, ojala ellos, nuestros docentes se den cuenta que nuestro oficio también es complicado y donde nos toca “comer callados”, (yo y mis ojalas) ojala ellos entendieran el porque nos va mal y ojala no sigan diciendo que bajamos nuestro promedio sin conocer la verdadera razón de esta complicación.

Compañeros nos merecemos al igual que ellos estas vacaciones, a disfrutarlas.

Danna Ruiz