domingo, 22 de septiembre de 2013

Editorial.
PALABRAS QUE HIEREN
Una semana, una simple respuesta, una gota que rebosó la copa y un grupo lleno de indignación.  Uno se termina acostumbrando y no es pérdida de ganas, de sentido de luchar o superar la adversidad, sin duda este año la vida (o un no sé qué)  nos ha enseñado que en nuestra condición, querer luchar contra la corriente, es algo perdido.

Esta “semana cultural” se hizo “por cumplir”, algo así fue la explicación del coordinador académico que sin remordimiento alguno pronunciaba estas palabras frente algunos estudiantes de grado once, que ante el intempestivo anuncio de una semana cultural, corrieron a la oficina del directivo para exigir una explicación a un interrogante ¿Por qué no involucraron a la Prom en esta actividad como se hace todos los años? La respuesta fue algo como esto: (la que reutilizan en cada ocasión) nos cogió por imprevisto; nada más estamos cumpliendo unas fechas interpuestas; este año ha sido muy a las carreras, algo confuso y por ahí salió a relucir algo sobre la auditoría de ICONTEC.

Por lo visto siempre tendrán una excusa, una contra respuesta o una explicación falaz para salir del paso, o a lo mejor para lavarse las manos. Entonces uno se pregunta ¿Por qué este año? ¿Por qué justo en nuestra promoción? Si nos hubieran avisado, con gusto hubiéramos creado ese ambiente característico de la semana cultural, esa es una de las funciones que queríamos realizar, pero NO, una vez más nos dejaron a un lado.

Luego  de una charla, un poco de motivación, tratamos de hacer como si no pasara nada, algo de música en el salón como para crear el ambiente de que esta semana era diferente, hicimos disciplina (aunque no nos lo pidieran), ayudamos en los eventos, tratamos de gozar un poco, de hacernos sentir, de expresar un “aquí estamos a pesar de todo”.

Así transcurrió la semana de salir del paso, lo salvó el día del idioma inglés y el jueves deportivo, organizado, por supuesto, por comprometidos docentes que a pesar de la carrera realizaron un excelente trabajo; y si preguntan por el aniversario del colegio, no se puede esperar mucho de  51 años, como siempre el padre Roger con sus buenas misas, la falta de asistencia de estudiantes y ¡ahhh!  La inauguración del salón ecológico para los proyectos Planatranin y MIRS.


Ya no hay nada que hacer, ni mucho por decir, en estos momentos vemos el  colegio como un limitante para nuestras expectativas, ¿habrá una lección de todo esto? Pues bien, así seguiremos tratando de disfrutar los pocos meses que quedan, no podemos amargar (más) nuestro último año, sólo porque algunas personas nos ponen obstáculos. Sólo resta seguir y no mirar atrás.  

Danna Ruiz Peña