domingo, 27 de octubre de 2013

Editorial
EN LA PUERTA DEL HORNO…
El hecho de quejarse en cada escrito, créanme, no es nada alentador, ni mucho menos un símbolo de contrariedad ni apatía con todo lo que sucede, es la realidad,  el ardor popular, hasta podríamos decir, el sentimiento de muchos.

Estamos cansados, aburridos y un poco molestos de las expresiones cotidianas de ciertas docentes “ni crean que por haber pasado el ICFES ya tienen ganada la materia” o algo así como que “no se confíen porque conmigo pueden ir perdiendo” todo lo anterior traducido a una típica expresión <<en la puerta del horno se quema el pan>>

Entre tantos trabajos y tareas pequeñas, que al acumularlas son un completo dolor de cabeza, los buenos estudiantes (por así catalogarlos)  estamos esforzándonos más de lo necesario, cuando ya todo está escrito, cuando tantos meses de estudio dan fruto y con orgullo y algo de tranquilidad podemos decir “pasamos en limpio”, pero no, trabajamos a la par de quienes en un año no dieron todo de sí, porque ilógicamente debemos preocuparnos de que ya al final podamos perder y echar todo el trabajo de un año a la basura.

No es que trate de insinuar que deberíamos hacer nada, perfectamente en estos días podríamos hacer cosas con más sentido que preparar canciones, carteleras y un sin número de actividades como para “rellenar”, a estas alturas deberíamos estar preparando, sin tantas preocupaciones,   la entrega de símbolos,  o algunas obras que le dejaríamos a nuestro colegio, hasta podríamos embellecerlo o deberíamos estar preguntándonos que significa cada materia del pensum académico de la carrera escogida, hasta podíamos ver un poco de ellas.

Ese debería ser el premio a tantos años de esfuerzo, lágrimas y dedicación, el no esforzarnos de tal manera algunos días antes de decir adiós,  no deberíamos estar quemando tantas neuronas a estas alturas. Y si tanta era la importancia del ICFES, pues que también sirva como reflejo de dichas materias, un 62 en química no sería una mala nota en el cuarto periodo para la clase de la profesora Aura Nelly, a ver si me deja de perturbar tantas reacciones de éteres, esteres y aldehídos.

Lo que no termina de ser justo es que quienes presentan plan de mejoramiento terminan pasando de la misma manera que los buenos estudiantes, no es lógico, ni mucho menos aceptable que al final terminemos en las mismas condiciones de quienes se relajan durante todo un periodo y la salvan en unos cuantos días. Nunca pierden, el algo que también sorprende.    
No más frases retóricas, que se muestran como amenazas simples, recuerdo que en otros años, el buen estudiante, el disciplinado y eficiente durante todo el año, en el cuarto período no hacía mucho, asistir por asistir, porque  se supone que es el premio al trabajo continuo de todo un año. Ni siquiera podemos disfrutar con tranquilidad nuestros últimos días en el colegio, porque siempre llegamos con la cara aburrida, de pereza, esa misma que a ratos es inexpresiva por la costumbre de tanto escuchar que “en la puerta del horno… muchas cosas pueden pasar”.


Danna Yasbleydi Ruiz Peña