Editorial
EN LA PUERTA DEL HORNO…
El hecho de quejarse
en cada escrito, créanme, no es nada alentador, ni mucho menos un símbolo de
contrariedad ni apatía con todo lo que sucede, es la realidad, el ardor popular, hasta podríamos decir, el
sentimiento de muchos.
Estamos cansados,
aburridos y un poco molestos de las expresiones cotidianas de ciertas docentes
“ni crean que por haber pasado el ICFES ya tienen ganada la materia” o algo así
como que “no se confíen porque conmigo pueden ir perdiendo” todo lo anterior
traducido a una típica expresión <<en la puerta del horno se quema el
pan>>
Entre tantos trabajos
y tareas pequeñas, que al acumularlas son un completo dolor de cabeza, los
buenos estudiantes (por así catalogarlos)
estamos esforzándonos más de lo necesario, cuando ya todo está escrito,
cuando tantos meses de estudio dan fruto y con orgullo y algo de tranquilidad
podemos decir “pasamos en limpio”, pero no, trabajamos a la par de quienes en
un año no dieron todo de sí, porque ilógicamente debemos preocuparnos de que ya
al final podamos perder y echar todo el trabajo de un año a la basura.
No es que trate de
insinuar que deberíamos hacer nada, perfectamente en estos días podríamos hacer
cosas con más sentido que preparar canciones, carteleras y un sin número de
actividades como para “rellenar”, a estas alturas deberíamos estar preparando,
sin tantas preocupaciones, la entrega
de símbolos, o algunas obras que le
dejaríamos a nuestro colegio, hasta podríamos embellecerlo o deberíamos estar
preguntándonos que significa cada materia del pensum académico de la carrera
escogida, hasta podíamos ver un poco de ellas.
Ese debería ser el
premio a tantos años de esfuerzo, lágrimas y dedicación, el no esforzarnos de
tal manera algunos días antes de decir adiós,
no deberíamos estar quemando tantas neuronas a estas alturas. Y si tanta
era la importancia del ICFES, pues que también sirva como reflejo de dichas
materias, un 62 en química no sería una mala nota en el cuarto periodo para la
clase de la profesora Aura Nelly, a ver si me deja de perturbar tantas
reacciones de éteres, esteres y aldehídos.
Lo que no termina de
ser justo es que quienes presentan plan de mejoramiento terminan pasando de la
misma manera que los buenos estudiantes, no es lógico, ni mucho menos aceptable
que al final terminemos en las mismas condiciones de quienes se relajan durante
todo un periodo y la salvan en unos cuantos días. Nunca pierden, el algo que
también sorprende.
No más frases
retóricas, que se muestran como amenazas simples, recuerdo que en otros años,
el buen estudiante, el disciplinado y eficiente durante todo el año, en el
cuarto período no hacía mucho, asistir por asistir, porque se supone que es el premio al trabajo
continuo de todo un año. Ni siquiera podemos disfrutar con tranquilidad
nuestros últimos días en el colegio, porque siempre llegamos con la cara
aburrida, de pereza, esa misma que a ratos es inexpresiva por la costumbre de
tanto escuchar que “en la puerta del horno… muchas cosas pueden pasar”.
Danna Yasbleydi Ruiz
Peña