Editorial.
YA TODO ESTÁ HECHO
Una hoja, un lápiz y
un manojo de emociones incontrolables, el día del que depende el futuro de gran
parte de los estudiantes había llegado, ese domingo inolvidable que abre o
cierra puertas, dependía de llenar a conciencia o al pinochazo (según el caso)
234 círculos con un mirado dos.
Íbamos asustados, como
cualquier niño en su primer día de clase, sin amigos, con tres elementos nada
más, solamente una hoja que nos retaba sin importarle nuestros nervios. Allí
estábamos recordando las palabras de quienes realmente les importábamos,
nuestros padres, uno que otro docente que con oraciones nos ponían en manos de
un Dios, que daba ayuda extra a quienes con fe lo pidieran, docentes (pocos por
cierto) que con unas palabras de ánimo y uno que otro abrazo nos demostraban
que nuestro futuro les importa; y allí estábamos un viernes en que todos
expresaban su miedo por lo que se venía venir, toda la promoción 2013 se
abrazaba y daba ánimo, no suerte porque cuando se ha luchado por algo eso no se
necesita.
“Hay que soñarnos”
decía un profesor que a diario me lo encuentro protestando y la prueba de
estado es ese puente que nos comunica con nuestros sueños, esos que involucran
el ingreso a la educación pública superior o que tan sólo causa la satisfacción
personal de haber recogido lo sembrado. Puede que el ICFES no mida la
inteligencia de una persona, cosa que ya sabemos, pero si mide el esfuerzo y la
dedicación que destinaron durante estos meses para conseguir el objetivo: tener
un buen puntaje.
Casos hay muchos, los
que con juicio estudiaban cada noche sin importar las tareas y compromisos que
tuvieran, aunque hasta hoy no he conocido el primero de esta promoción que haya
sacrificado horas de sueño para lograrlo, en cambio había otros que
medianamente conscientes de las repercusiones de la prueba en nuestra vida,
dedicaban una que otra hora y tal vez unas cuantas noches, pero había otros más que con sólo recordar su despreocupación e insensatez me provocaban malestar general,
aquellos que esperan un puntaje “aceptable”, no mediocre en su lenguaje, aunque
nunca cogieron un libro o ni siquiera tomaron el curso pre-icfes en serio.
¡Ya todo está
consumado! Habrá que esperar hasta este 18 de octubre, un día más terrorífico
que el pasado domingo, esa noche en que llegan los resultados, un día de
sorpresas, alegrías y tristezas, donde algunos recogerán los frutos de lo
cosechado y otros llorarán sobre la leche derramada, ojalá existan los milagros
y uno que otro se vea al llegar los resultados, ojalá el destino no juegue con
quienes realmente se esforzaron. El futuro es incierto, lo único que se sabe
con certeza es que ese 18 de octubre para muchos se abre o se cierra una
puerta, habrá que dar tiempo al tiempo.