lunes, 26 de agosto de 2013

Editorial.
YA TODO ESTÁ HECHO
Una hoja, un lápiz y un manojo de emociones incontrolables, el día del que depende el futuro de gran parte de los estudiantes había llegado, ese domingo inolvidable que abre o cierra puertas, dependía de llenar a conciencia o al pinochazo (según el caso) 234 círculos con un mirado dos.

Íbamos asustados, como cualquier niño en su primer día de clase, sin amigos, con tres elementos nada más, solamente una hoja que nos retaba sin importarle nuestros nervios. Allí estábamos recordando las palabras de quienes realmente les importábamos, nuestros padres, uno que otro docente que con oraciones nos ponían en manos de un Dios, que daba ayuda extra a quienes con fe lo pidieran, docentes (pocos por cierto) que con unas palabras de ánimo y uno que otro abrazo nos demostraban que nuestro futuro les importa; y allí estábamos un viernes en que todos expresaban su miedo por lo que se venía venir, toda la promoción 2013 se abrazaba y daba ánimo, no suerte porque cuando se ha luchado por algo eso no se necesita.

“Hay que soñarnos” decía un profesor que a diario me lo encuentro protestando y la prueba de estado es ese puente que nos comunica con nuestros sueños, esos que involucran el ingreso a la educación pública superior o que tan sólo causa la satisfacción personal de haber recogido lo sembrado. Puede que el ICFES no mida la inteligencia de una persona, cosa que ya sabemos, pero si mide el esfuerzo y la dedicación que destinaron durante estos meses para conseguir el objetivo: tener un buen puntaje.

Casos hay muchos, los que con juicio estudiaban cada noche sin importar las tareas y compromisos que tuvieran, aunque hasta hoy no he conocido el primero de esta promoción que haya sacrificado horas de sueño para lograrlo, en cambio había otros que medianamente conscientes de las repercusiones de la prueba en nuestra vida, dedicaban una que otra hora y tal vez unas cuantas noches, pero había otros más que con sólo recordar su despreocupación  e insensatez me provocaban malestar general, aquellos que esperan un puntaje “aceptable”, no mediocre en su lenguaje, aunque nunca cogieron un libro o ni siquiera tomaron el curso pre-icfes en serio.


¡Ya todo está consumado! Habrá que esperar hasta este 18 de octubre, un día más terrorífico que el pasado domingo, esa noche en  que llegan los resultados, un día de sorpresas, alegrías y tristezas, donde algunos recogerán los frutos de lo cosechado y otros llorarán sobre la leche derramada, ojalá existan los milagros y uno que otro se vea al llegar los resultados, ojalá el destino no juegue con quienes realmente se esforzaron. El futuro es incierto, lo único que se sabe con certeza es que ese 18 de octubre para muchos se abre o se cierra una puerta, habrá que dar tiempo al tiempo.