Editorial
SUPOSICIONES
El pasado lunes 05 de agosto se realizó el simulacro
para el ingreso a la educación superior, adquirido a través de la empresa
Instruimos, tenía un valor de ocho mil
pesos y toda la buena intención del docente Rubert Vanegas, quien tuvo la idea
y la intención de brindarle una ayuda a sus estudiantes.
Algunos mostraban el aburrimiento que se torna normal
el día lunes, y otro, conscientes de la situación, venían enfocados y con
grandes expectativas frente a la que considerarían una buena práctica para la prueba de estado
que se avecina, pero en este juego no valen las buenas intensiones de algunos,
cuando se ven opacadas por la indiferencia y el poco sentir de muchos estudiantes.
La expectativa en cuanto al simulacro fue mucha, sin
embargo se logró sentir cierto disgusto frente a este, pues a nuestro parecer,
el simulacro no estaba diseñado de manera integral en todos sus campos, no es
que seamos expertos, pero ya de memoria nos hemos aprendido la estructura de la
prueba; si bien, dentro de cada área que integra el núcleo común se trabajan
tres componentes, a excepción de Física y Química que presentan cuatro, se supone que la prueba
de estado debe evaluar dentro de las 24 preguntas de cada área los componentes
correspondientes. Tal fue la sorpresa de los estudiantes que quedaron
confundidos y espantados frente a las preguntas de ciertas materias, por
ejemplo en Química se emplearon preguntas que requerían muchos procesos y poco
análisis, se supone que debía ser de manera contraria, eran preguntas que
evidentemente no se lograban hacer en dos minutos, el tiempo estimado en cada
pregunta.
En física, no se manejaron los cuatro componentes, las
28 preguntas realizadas tenían relación con eventos ondulatorios, dejando a un
lado la mecánica clásica, la termodinámica y el electromagnetismo, se supone se
deben manejar todos los componentes.
En la prueba de sociales no ocurrió nada diferente,
esta se basó en seis textos donde estuvo ausente componentes como el espacio,
el territorio, el ambiente y la población, además, a decir verdad, era un tanto
similar a la prueba de lenguaje, los
temas tratados en las lecturas no eran del todo hechos históricos de
preferencia en el ICFES.
Para rematar, se supone que la actitud frente a la
prueba debería ser la mejor, pues el icfes ya nos está pisando los talones,
pero la realidad fue la de un grupo apático y desinteresado, inconsciente de
todo acto, que molestaba y hablaba en pleno simulacro, sumándole los gritos de
ciertos docentes, que por tratar de “poner disciplina” al salón, entraban en el
juego de grito va, grito viene, creando más ruido para las personas que con
creces trataban de concentrarse, ¿hasta dónde llega el grado de insensibilidad
y sobre todo indiferencia frente a sus compañeros? Vivimos cegados de un
individualismo que ocasiona una pésima convivencia, donde prevalecen los
intereses de cada uno por encima de la de sus congéneres, el hecho de tener que
soportar a un grupo de estudiantes que no valoran las oportunidades y que poco
les importa su futuro y que por lo visto carecen de solidaridad y apoyo mutuo,
bastaba con hacer un poco de silencio, se supone que tras tantos años de
convivencia y a un paso de comenzar la educación superior, había un poco de
respeto para quienes trataban de enfrentar la realidad, los que ven en el
puntaje del ICFES su futuro.
Lastimosamente aquí no valieron las buenas intensiones
por parte del docente organizador, no la disposición e interés de algunos,
independientemente de las que consideramos falencias en la prueba, la que no
fue del todo mala, fue notoria la desidia de la mayor parte de los estudiantes.
Habrá que esperar los resultados del ICFES haber si los que ocasionaron
molestias en la prueba están “sobrados” para este 25 de agosto, sólo cuando
lleguen los resultados dejaremos de suponer.