domingo, 29 de septiembre de 2013

Editorial.
UNA NUEVA RAZA DE HOMBRES
Todo lo sucedido esta semana no se olvida fácilmente, la entrega de boletines, un testimonio de una víctima de bullying, el bingo en celebración al día de la familia y la muestra comercial. No sé que tiene el destino con nosotros, sí, con esta promoción, que cada vez que intenta hacer algo, no consigue que resulte a la perfección, o por lo menos como esperábamos.

Muchas horas, mucho dinero y mucho esfuerzo se le imprimió a la muestra comercial, específicamente la exposición del café y la caña de azúcar en los salones de grado Once, que luego de planear casi lo imposible, lograron adecuar un salón de una manera sorprendente, luces (de todo tipo), pinturas de neón, plotter inmensos, buen vestuario y un ambiente propio del tema, sin embargo  no conseguimos lo esperado, luego del rechazo por parte del Sena al no dejar presentar esta obra, por razones que no vale la pena recordar, nuevamente, ya en nuestro colegio, de cierta manera notamos una aversión, a lo mejor un “no me interesa” hacia el trabajo realizado.

Acudieron los estudiantes, uno que otro docente, pero causó tristeza, hasta un poco de rabia y dolor, ver como el trabajo de aquellos estudiantes  se hizo un poco en vano, porque una cosa es que nuestros compañeros y docentes vean nuestro trabajo, ellos ya nos conocen, pero lo que muchos querían era que otras personas, los padres de familia, conocieran nuestra labor, mejor dicho nos conocieran, los padres de  familia que vinieron a la entrega de boletines no se tomaron un segundo de su valioso tiempo para escuchar a los estudiantes que con esfuerzo habían adecuado los salones para la exposición empresarial, por mucho fueron 15 acudientes, los nuestros.

Sé que estamos en una época en que nada nos sorprende, donde todo pasa desapercibido, pero es inaudito no valorar el trabajo de los demás, no regalar un segundo de su tiempo para quienes habían realizado dicho trabajo, no fue nada alentador ver como su labor no daba los frutos esperados, era como si todo lo realizado valiera nada.

¿Qué hacer con esta nueva generación? No siente compasión por los demás, viven del afán, los invade el individualismo, la insolidaridad, esas mismas generaciones a quienes  les importa poco los demás. Habrá que esperar más de 20 años para que una nueva raza de hombres logre cambiar la sociedad, una que refuerce su educación en el hogar y la escuela. Esta es una lucha concertada entre el pensar en colectivo y pensar individualmente, son los estudiantes más pequeños a los que se les debe educar en tener modales y valor servicial, en valorar el sacrificio y empeño de los demás.

Tendrá que surgir otra generación, otra raza encargada de trascender el legado de valorar el trabajo de los demás, son ellos los futuros padres de familia que en una entrega de boletines no andarán con afán (si a muchos nos molestó eso), es esta nueva descendencia que vive y deja vivir, que prefiere invertir el tiempo en escuchar a los demás y no en quejarse de que tiene afán, un nuevo estereotipo de hombre que eduque y se deje educar, que aprecie las buenas acciones, la voluntad, el ardor, en un futuro no muy lejano, se verán personas conscientes de las cosas y con más tolerancia hacia los demás. Mejor dicho no somos nosotros ni nuestros padres los que podrán salvar a este mundo de falsa humanidad. 

Danna Ruiz Peña