Editorial.
UNA NUEVA RAZA DE HOMBRES
Todo lo sucedido esta semana no
se olvida fácilmente, la entrega de boletines, un testimonio de una víctima de
bullying, el bingo en celebración al día de la familia y la muestra comercial.
No sé que tiene el destino con nosotros, sí, con esta promoción, que cada vez
que intenta hacer algo, no consigue que resulte a la perfección, o por lo menos
como esperábamos.
Muchas horas, mucho dinero y
mucho esfuerzo se le imprimió a la muestra comercial, específicamente la exposición
del café y la caña de azúcar en los salones de grado Once, que luego de planear
casi lo imposible, lograron adecuar un salón de una manera sorprendente, luces
(de todo tipo), pinturas de neón, plotter inmensos, buen vestuario y un
ambiente propio del tema, sin embargo no
conseguimos lo esperado, luego del rechazo por parte del Sena al no dejar
presentar esta obra, por razones que no vale la pena recordar, nuevamente, ya
en nuestro colegio, de cierta manera notamos una aversión, a lo mejor un “no me
interesa” hacia el trabajo realizado.
Acudieron los estudiantes, uno
que otro docente, pero causó tristeza, hasta un poco de rabia y dolor, ver como
el trabajo de aquellos estudiantes se
hizo un poco en vano, porque una cosa es que nuestros compañeros y docentes
vean nuestro trabajo, ellos ya nos conocen, pero lo que muchos querían era que
otras personas, los padres de familia, conocieran nuestra labor, mejor dicho
nos conocieran, los padres de familia que vinieron a la entrega de boletines
no se tomaron un segundo de su valioso tiempo para escuchar a los estudiantes
que con esfuerzo habían adecuado los salones para la exposición empresarial, por mucho fueron 15 acudientes,
los nuestros.
Sé que estamos en una época en
que nada nos sorprende, donde todo pasa desapercibido, pero es inaudito no
valorar el trabajo de los demás, no regalar un segundo de su tiempo para
quienes habían realizado dicho trabajo, no fue nada alentador ver como su labor
no daba los frutos esperados, era como si todo lo realizado valiera nada.
¿Qué hacer con esta nueva generación? No siente compasión por los demás, viven del afán, los invade el
individualismo, la insolidaridad, esas mismas generaciones a quienes les importa poco
los demás. Habrá que esperar más de 20 años para que una nueva raza de hombres
logre cambiar la sociedad, una que refuerce su educación en el hogar y la
escuela. Esta es una lucha concertada entre el pensar en colectivo y pensar
individualmente, son los estudiantes más pequeños a los que se les debe educar
en tener modales y valor servicial, en valorar el sacrificio y empeño de los
demás.
Tendrá que surgir otra
generación, otra raza encargada de trascender el legado de valorar el trabajo
de los demás, son ellos los futuros padres de familia que en una entrega de
boletines no andarán con afán (si a muchos nos molestó eso), es esta nueva
descendencia que vive y deja vivir, que prefiere invertir el tiempo en escuchar
a los demás y no en quejarse de que tiene afán, un nuevo estereotipo de hombre
que eduque y se deje educar, que aprecie las buenas acciones, la voluntad, el
ardor, en un futuro no muy lejano, se verán personas conscientes de las cosas y
con más tolerancia hacia los demás. Mejor dicho no somos nosotros ni nuestros
padres los que podrán salvar a este mundo de falsa humanidad.
Danna Ruiz Peña