viernes, 3 de mayo de 2013


Editorial.
¿Y USTED QUÉ HARÍA?
¿Acaso lo opaco que se han tornado algunos días es una premonición del destino? ¿Es quizás un anuncio divino? A estas alturas nada suena descabellado; se preguntarán por qué los anteriores interrogantes son relevantes, pues bien, esta semana fue un completo desastre, no sólo para la Promoción 2013 que sin salir de un problema ya entra en otro, de igual manera otros grados tuvieron una semana agotadora. Los días se han tornado oscuros,  dando a entender que todo va de mal en peor, que por lo visto no se hallarán prontas soluciones a ciertos inconvenientes que están imponiendo una espesa capa de mala energía por los pasillos, y si no nos creen traten de ir un poco más allá del patio central.

La verdad, el ventilar abiertamente los problemas por este medio se ha tornado inapetente, esta vez no miraremos el centro del problema sino su final; como ya mencioné, la Prom 2013, como si se tratara de su profesión, entra y sale de altercados a cada rato, según las estadísticas dos por semana, lo cual es mucho, tratándose de asuntos con cierta trascendencia, aunque no mayor, en los cuales se debe reconocer que llegar a una solución es posible, pero complejo. En vista a lo anterior, nos propusimos analizar cómo las “autoridades competentes” o mejor dicho, los docentes, resuelven los conflictos.

En primera medida, personalmente me causó gracia, ver como ciertos docentes no se dan la posibilidad de tomarse el hermoso trabajo de dialogar y buscar alternativas, que en vez de hacer recapacitar al estudiante, hacen que todo les entre por un oído y les salga por el otro. ¿Cómo es posible que ante la ausencia del rector todos los problemas, hasta el más mínimo, tenga que ser analizado, aprobado y autorizado (eso percibo)  por el rector encargado? El coordinador Sixto además  de ejercer con excelencia su cargo, debe resolver o direccionar un problema que fácilmente puede resolverse por un docente e incluso entre los mismos estudiantes, ¿Por qué al subteniente Duque, en calidad de rector, no lo sobrecargan con problemas tan mínimos como a Sixto, el rector encargado? Se da a entender que al subteniente, se le ve como una figura imponente y de tiempo limitado, que cumple su función más no la de los demás; el coordinador Sixto vive ocupado, con trabajo hasta la coronilla, recogiendo el dinero del Icfes, inscribiendo a los jóvenes al mismo, atendiendo reuniones del Sena, revisando y aprobando un sin número de documentos, respondiendo preguntas de docentes y padres de familia, tratando asuntos propios de la academia, entre otras funciones ¿tendrá tiempo suficiente para ir a un salón y solucionar un conflicto que no tiene mayor repercusión?

Continuando con la investigación, una de esas que no va al fondo porque a simple vista es evidente todo, comprobé la capacidad resolutiva y optativa  de ciertas personas, ¿Cómo resolver un problema? a) citando al acudiente b) haciendo anotación c) llamando la  atención d) creando un acuerdo, acta de compromiso o e) todo lo anterior no sirve de nada porque a un adolescente no se le hace entender las cosas mediante la opresión, y la respuesta es…

Cierto inconformismo se vivió el día viernes en 11A (se supone no contaría el pecado, pero entenderán que debo ubicarlos) tras la decisión de hacerle anotación a todos los estudiantes, ya que no resultó el responsable del daño de un interruptor de la luz, lo que para ellos (estando en lo correcto) es un bien público, fueron muchos los comentarios del estudiantado al ver como indiscriminadamente llenaban el observador, en casos dañando el registro perfecto de estudiantes ejemplares, todos se preguntaban por qué pagar por algo que no habían hecho. Como si una nota en un papel hiciera entender a los estudiantes, que el dañar un bien público automáticamente lo convierte en criminal, tomando como base lo que podría ocurrir actuando, no como estudiante, sino en calidad de ciudadano, otro ejemplo más ligado a la realidad, ¿encarcelando a un delincuente se logra reformarlo? ¿Acaso no represan más su odio? Suena duro, pero transformado en términos de la vida escolar es algo similar. Formar “seres integrales” no involucra la opresión (interpretándolo como la presión, sin salida o acatamiento que se ejerce a un estudiante), porque un estudiante, NO, repito, NO entiende ni a grito, ni con anotaciones, amonestaciones o charlas que lo hagan sentir una mala persona dentro de la sociedad. Cómo se pretende formar sujetos que cambien el país, cuando el dialogar correctamente no es empleado, cuando se utilizan armas mortales que hacen que el joven no sea consiente de su error y por consiguiente no es claro el saber, que no puede volverlo a hacer.

Como sorpresa de esta “investigación” me sorprendió ver como los jóvenes, conscientes de la situación, buscaban proponer alternativas a las que “autoridades” hacían caso omiso, pues están tan ligados a esta errónea práctica, que la ven como única alternativa y solución, no logran entender que los tiempos han cambiado y el educar a los jóvenes también, son tan cerrados al cambio que no se dan a la posibilidad de emplear nuevos y educativos métodos de resolución de conflictos.

Es ahí donde viene la pregunta esencial de esta carreta ¿Qué hacer? ¿Cómo transmitirle un mensaje para la vida a un estudiante? ¿Cómo un docente logra llegarle a un joven? Por lo visto ni amonestaciones, ni charlas funcionan actualmente, ¿Cómo entender a cientos de universos diferentes, con variadas convicciones, ideas y percepciones? Nos quedaremos pensando, porque hasta el momento desconozco un método para lograrlo, de seguro ni docentes, psicólogos, especialistas, entre otros podrán decirlo, la respuesta la tiene el mismo sujeto del interrogante… ¿y usted compañero que haría?

Danna Ruiz Peña