lunes, 11 de noviembre de 2013

Editorial
UNA PIEDRA EN EL CAMINO
Ya no más malentendidos, vaivenes,  palabras confusas, indirectas, desconfianzas, búsquedas insaciables, dolores de cabeza y montones de rabia, ¡YA NO MÁS! Esta promoción no ha sido fácil ni peculiar, y ese, considero, será uno de los aspectos por los cuales nos recordarán, pero todo tiene un límite, un “hasta aquí aguantamos” y eso fue lo que se sintió el pasado martes 05 de noviembre. 

Una sorpresiva reunión citada por el comité organizador de la promoción 2013, integrado por dos madres de familia, esa fue la gota que rebosó la copa, algunos padres atentos al llamado se reunieron, junto a los estudiantes, en la biblioteca para aclarar los detalles de la fiesta de grado, pero lo que se vivió en aquel recinto no fue un cruce de ideas y opiniones, lo que allí se vivió fue una batalla campal. Padres de familia que no dejaban hablar, otros que eran callados o que pedían a toda voz la palabra, docentes indignados, un montón de  gritos y estudiantes desconcertados y con afán de expresarse. 

Era realmente incómodo saber que a esta fecha aún no teníamos asegurado un lugar en donde desarrollar el evento, los docentes decían una cosa, el comité daba otras y en el aire se notaba la desconfianza por parte y parte. ¿Y nosotros los estudiantes? Tomábamos aire, con la resignación y la plena conciencia de que a este paso no habría fiesta. Se sentía la tensión, la euforia, las cabezas acaloradas y las voces indignadas.

Luego de defender sus partes, tal cual lo hacen en un tribunal, docentes y madres del comité expresaron sus ideas, propuestas y de trasfondo sus intereses. Hasta que las masas hablaron, se desahogaron, se quitaron ese peso de encima y sentaron una posición frente a la molesta situación. Aquel martes se desmintieron versiones, se defendieron intereses y tras tantos gritos se logró ultimar detalles.

Es increíble que a estas alturas del año, a puertas de salir, todavía se note ese “liderazgo negativo” del que tanto hablaron los directores de grupo, y no sólo de los estudiantes sino también de los padres de familia, esa incómoda posición de ser individualistas, de no pensar ni actuar como grupo, de no ser proactivos en las situaciones, de hacer parte del problema pero jamás de la solución. Todo estuvo patas arriba  y así fue todo este año, quedará el recuerdo y el sin sabor de no haber obrado de la mejor manera.

Ya no hay nada que hacer, queda la enseñanza que una buena disposición siempre será necesaria en la vida, también que constantemente tendremos que lidiar con la inapetencia, intolerancia y la mala vibra de la gente, pues siempre alguien actuará como una piedra en el camino.


Danna Ruiz Peña